Perder a alguien que amamos nos sacude. Es una experiencia que descoloca, paraliza, y muchas veces, no sabemos cómo sostenerla. El duelo es ese proceso natural que vivimos cuando alguien muere o se va, y con él se van también nuestras rutinas, certezas y hasta parte de nuestra identidad.
A veces sentimos tristeza profunda, otras veces rabia, culpa o incluso nada, como si todo estuviera congelado. No hay una única forma de vivir el duelo, pero sí algo claro: no hay que pasarlo solo si se vuelve demasiado difícil.
Aunque cada persona lo vive a su manera, hay patrones comunes que pueden ayudarte a comprender lo que sientes. Según el modelo de Kübler-Ross, el duelo suele pasar por estas fases:
Estas fases no son lineales ni obligatorias. Puedes pasar de una a otra y volver atrás. Lo importante es saber que no estás mal por sentir lo que sientes.
En mi caso, creo firmemente que buscar ayuda psicológica es esencial cuando el duelo te golpea fuerte y no sabes cómo enfrentarlo. Hay señales claras de que es hora de pedir apoyo:
La terapia no borra el dolor, pero te da un mapa para transitarlo con sentido.
La terapia para el duelo no es “olvidar al que se fue”. Es un proceso donde el psicólogo te guía para:
Muchos psicólogos trabajan desde enfoques como la terapia cognitivo-conductual, el EMDR, el mindfulness o el enfoque humanista, dependiendo de cada caso.
Cuando estás en medio del dolor, a veces solo necesitas a alguien que te dé opciones, te ayude a pensar distinto, como me ocurrió a mí. En terapia puedes recibir:
Estas herramientas ayudan a integrar la pérdida sin que defina el resto de tu vida.
Más allá de sentirte escuchado, estos son algunos beneficios reales que muchos pacientes experimentan:
Como alguien que ha vivido un duelo y ha pasado por terapia, puedo decir que no es solo hablar; es sanar con acompañamiento.
“Tienes que ser fuerte”
“Ya deberías haberlo superado”
“El tiempo lo cura todo”
Estas frases, aunque comunes, pueden hacer más daño que bien. El duelo no es una carrera ni tiene una fecha de caducidad. Y pedir ayuda no es debilidad, es un acto de valentía emocional.
Buscar a un profesional puede parecer abrumador, pero aquí van algunos consejos:
Estas herramientas ayudan a integrar la pérdida sin que defina el resto de tu vida.
Nadie está preparado para perder a alguien. Pero sí podemos aprender a vivir con ese vacío sin que nos consuma. La terapia psicológica de acompañamiento para el duelo no elimina el dolor, pero lo hace llevadero, comprensible y transformador. Y si eres psicólogo y estás leyendo esto, este contenido puede ayudarte a conectar con quienes más necesitan tu acompañamiento.
Te acompaña en el proceso emocional, te ayuda a entender lo que sientes, y te da herramientas para reconstruir tu vida.
Depende de la persona y la pérdida, pero la terapia puede acortar y aliviar el proceso.
Puede derivar en un duelo complicado, depresión crónica, ansiedad o desconexión emocional.
Sí, y es una emoción común que puede trabajarse y resignificarse en terapia.
